Por el título se diría que estamos inspirados. La culpa la tiene el desayuno. Y es que, cuando se desayuna bien, el día tiende a evolucionar a mejor porque tenemos la energía suficiente para gestionar todo lo que ocurre en nosotros.
Lo primero al levantarse: cubrir necesidades
Es la clave para empezar el día como realmente deberías. Al despertarnos, el cuerpo tiene una serie de necesidades que necesitamos cubrir. Entre ellas, se encuentra la de nutrirse. La vorágine del día a día lleva a la mayor parte de la población a aplazar la primera ingesta de la jornada al mediodía, lo cual no solo perjudica a su cuerpo por diferentes motivos, sino que les expone a peligros de forma innecesaria.
El motivo por el que debes desayunar cuanto antes, más allá del aporte de energía
En el momento en que abres los ojos, la maquinaria comienza a moverse. Durante el sueño, las funciones biológicas varían, el consumo de energía es inferior, los intestinos ralentizan su ritmo… En definitiva, nos aletargamos.
Por ello, debemos ponernos en marcha no únicamente con movimiento exterior, también el interior debe tenerse en cuenta. De forma que lo primero es beber un vaso de agua, así fomentamos los movimientos peristálticos del intestino.
Y vamos a desayunar.
El desayuno de los campeones, energía a montones
Si a primera hora no te cabe mucho, come poco, pero come algo. Lo más socorrido es un café y punto, pero esfuérzate un poco más. Oblígate a comer algo; intenta que no sea bollería industrial, no te aportarán energía útil.
Nuestra propuesta es la siguiente;
-Café, leche, cacao, lo que quieras, para beber.
-Tostada con aceite, o aceite y tomate. O lo que quieras con aceite.
Sí, somos productores de aceite de oliva virgen extra. Pero no lo decimos por vender; sino porque el consumo moderado de aceite tiene innumerables beneficios para nuestro organismo. Además, lubrica nuestro interior para que todo el proceso digestivo vaya sobre ruedas.
Beneficios de desayunar cuando toca
El principal beneficio es que mejorará nuestro tránsito intestinal y acostumbrará a nuestro cuerpo a deshacerse de sustancias innecesarias y grasas que nos lastran, ya que «entenderá» que no habrá largos tiempos sin ingesta. Dicho en otras palabras, si nuestro cuerpo sabe que se nutrirá a menudo, no acumulará nutrientes «para luego» y, por tanto, adelgazaremos.
Luego está el efecto psicológico; activarnos por dentro y por fuera nos prepara para cualquier imprevisto tanto en la toma de decisiones como en las reacciones físicas ante estímulos inesperados.
No necesitas más razones
¿Quieres que el día te vaya bien?, ¿quieres ser capaz de afrontar la jornada sin esfuerzo?
Pues simple; desayuna.