El consumo de torrijas no tiene por qué circunscribirse únicamente a la Semana Santa. Su tradición es mucho más antigua, pero no vamos a entrar hoy en ese territorio. La historia de la torrija es tan extensa como la lista de variedades diferentes que existen en todo el mundo.
Nosotros te vamos a proponer una receta muy nuestra; unas torrijas de pan de molde para chuparse los dedos. Y aunque merece la pena hacer una pequeña investigación para darte cuenta de lo mucho que hay por descubrir; aquí has venido a comer.
Bueno, a cocinar y luego a comer. Deja las investigaciones para otro momento, que lo principal es conocer el producto.
Así que ve poniéndote el delantal, que empezamos.
Elaboración de las torrijas
- Lo primero es infusionar la leche con la cáscara de naranja, la de limón y una rama de canela. Pon la mezcla al fuego y retírala cuando empiece a hervir. Saca las cáscaras y la ramita de canela, y déjala atemperar mientras avanzas en el siguiente paso.
- Corta las rebanadas de pan de molde por la mitad y repártelas en una fuente.
- Derrama la mezcla de leche sobre las rebanadas, empapando bien el pan. Dale unos minutos para que la leche cale en la miga.
- Bate los huevos en un plato hondo, porque en dos pasos los vas a necesitar.
- Calienta aceite en una sartén. Cuando el aceite esté lo suficientemente caliente para freír, avanza hasta el siguiente paso.
- Ahora, con mucho cuidado y la ayuda de una espátula, ve sacando las rebanadas de la fuente con leche y húndelas en el huevo batido para, continuación, ponerlas a freír en la sartén.
- Prepara un plato con papel absorbente para que el excedente de aceite no encharque el fondo.
- Según se vayan dorando las torrijas, sácalas una a una y deposítalas en el papel absorbente. Luego, espera unos segundos para que se les vaya un poquito el calor.
- Preparamos un plato con canela y azúcar, y rebozamos las torrijas. Ve dejándolas en una fuente nueva.
Sencillo, ¿verdad? Torrijas perfectas y sin manchar más de la cuenta. El último paso es el más sencillo de todos: ¡disfrútalas!
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¡Buen provecho!
